Salud

La población fumadora argentina se redujo en un 3% y se mantiene una tendencia descendente

La epidemia mundial de tabaco causa cada año más de 7 millones de muertes, de las cuales  aproximadamente 900.000 corresponden a personas no fumadoras que respiran humo de tabaco ajeno.

Autor: RSalud 26 junio, 2019

Cerca del 80% de fumadores que hay en el mundo viven en países de ingresos medianos y bajos, que son los que soportan la mayor carga de enfermedad relacionada con este producto.

Según los resultados preliminares de la 4° Encuesta Nacional sobre los Factores de Riesgo publicada en abril de este año por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la prevalencia de consumo de tabaco continúa en descenso desde 2005 y se evidencia un 25% de reducción desde entonces. En esta edición, el total de personas fumadoras alcanzó al 22,2 % de la población, presentando una disminución significativa respecto de la encuesta anterior que arrojaba un total de 25.1 %.

Entre otros datos significativos, la encuesta reveló por primera vez la prevalencia de consumo de cigarrillo electrónico: el 1,1 % de la población manifestó consumirlo. Además, la exposición al humo de tabaco ajeno en el hogar y en el trabajo, durante los últimos 30 días, se redujo significativamente respecto de la edición anterior, mientras que la  exposición al humo de tabaco en bares y/o restaurantes se mantuvo estable.

“No hay un umbral de consumo por debajo del cual los riesgos para la salud desaparezcan: fumar cualquier cantidad de cigarrillos genera riesgos. Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo, siendo el consumo de tabaco su segundo factor causal más importante, después de la hipertensión arterial. Además, fumar duplica el riesgo de padecer muerte súbita”, explica el Dr. Hernán Provera, médico cardiólogo y Jefe del Departamento de Riesgo Cardiovascular de INEBA.

Las personas fumadoras tienen un 50% de probabilidades de morir como consecuencia del consumo del tabaco. En promedio, viven entre 8 y 10 años menos que la población no tabaquista. El humo ajeno puede causar graves trastornos cardiovasculares y respiratorios en adultos, mientras que en lactantes puede ocasionar muerte súbita y en las mujeres embarazadas, afectar el peso de los niños al nacer.

“Al conocer lo compleja que es esta adicción y a pesar de contar con mucha  información sobre los peligros derivados de su consumo, quien fuma no encuentra una salida fácil para abandonar el vicio. El éxito en el abandono está en relación directa con la  motivación que se tenga para dejarlo. Por ello, antes de iniciar un proceso de abandono el fumador debe buscar todo tipo de motivación para dejar de serlo. Sin duda el motivo relacionado a la salud es el más importante. Dejar de fumar es la decisión más saludable que un fumador puede tomar a lo largo de su vida”, explica el especialista.

Los beneficios de abandonar el consumo de tabaco comienzan a experimentarse apenas se deja de fumar y continúan el resto de la vida. Entre ellos podemos destacar que:

  • incrementa la expectativa y la calidad de vida,

  • mejora el rendimiento físico,

  • reduce en forma importante el riesgo de padecer enfermedades graves,

  • se recuperan los sentidos del olfato y el gusto,

  • aumenta su capacidad respiratoria durante el ejercicio.

Tabaco y pulmón

Este año, el Día Mundial Sin Tabaco centra su campaña en el impacto del tabaco y la salud pulmonar con el fin de concientizar sobre las consecuencias negativas del cigarrillo en estos órganos.

A nivel pulmonar, el humo del tabaco está relacionado con una amplia variedad de patologías dentro de las cuales las más preponderantes son la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y el cáncer, además de haber quedado demostrada la incidencia del mismo en pacientes con Fibrosis Pulmonar Idiopática.

“Este tóxico inhalatorio no es solo el causante directo de estas enfermedades antes mencionadas, son que también es uno de los factores desencadenantes del empeoramiento de otras enfermedades basales como, por ejemplo, el asma bronquial. Los pacientes que sufren de asma y fuman tienen crisis asmáticas más frecuentes, lo que aumenta en consecuencia sus consultas hospitalarias”, explica el Dr. Gastón De Stefano, médico neumonólogo de INEBA.

Aproximadamente el 80 % de los casos de EPOC son debido al consumo de tabaco y, a su vez, el 20 % de los fumadores en algún momento de su vida desarrollará esta enfermedad.

Si bien en Argentina el consumo está en descenso, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el año 2030 fumar será la tercera causa de muerte a nivel mundial, responsable del 8 % de los fallecimientos.

“El cáncer de pulmón es hoy la principal causa de muerte por cáncer tanto en hombres como en mujeres, por encima del cáncer de colon, de mama y de próstata.  En el 90% de los pacientes este se desarrolla como consecuencia directa del consumo de tabaco. Los fumadores tienen un riesgo 20 veces mayor de desarrollar la enfermedad, siendo peor cuanto más temprano se inicie el hábito y más cantidad de cigarrillos fume por día”, agrega el especialista.

Las medidas más importantes que deben aplicarse son las de prevención del tabaquismo con estrategias políticas y programas integrales por medio de los cuales se logre una educación temprana, principalmente sobre la población adolescente que es la que tiene el primer contacto con el tabaco, además de hacer hincapié en la importancia de los espacios libre de humo para disminuir la prevalencia del tabaquismo pasivo.

Chau pucho

Entre el 5% y 10% de los fumadores logran el cese completo solamente con el consejo médico y el acceso a información completa acerca de los riesgos de esta adicción. La terapia farmacológica con drogas como la Vareniclina o el Bupropion, sumadas a una terapia sustitutiva con nicotina (parches y chicles) son tratamientos más efectivos que el placebo, aunque siempre deben acompañarse de acompañamiento profesional.

INEBA lleva adelante un Programa de Cesación Tabáquica especialmente diseñado para todas aquellas personas que deseen dejar de fumar y quieran incorporarse al tratamiento. El mismo es personalizado, abordando las diferentes etapas de la cesación y el seguimiento posterior.

El mismo comienza con entrevista médica que tiene por objetivo evaluar al paciente y su grado de adicción a la nicotina. Luego se determina el nivel motivacional para ingresar al programa y se adecua la medicación de manera personalizada.

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