Tecnología

Internet de las cosas llegó a la medicina

Nanotecnología, big data y wearables son algunos de los desarrollos
que ayudarán a monitorear el estado de salud de los pacientes.
Las tecnologías de la información mejorarán la administración de datos, como por ejemplo las historias clínicas. El desafío es cuidar y proteger información sensible

Autor: RSalud 16 septiembre, 2016

¿Es posible que una heladera notifique la fecha de vencimien­to de los alimentos? ¿O el cepillo de dientes alerte ante la aparición de caries? ¿Puede ocurrir que la cafetera prepare el café predilec­to de cada integrante de la fami­lia, y el lavarropas avise que no es el mejor momento para lavar ya que el pronóstico anuncia lluvia y la ropa no se secará fácilmente? ¿Un cinturón puede ser capaz de medir el Índice de Masa Corporal (IMC) y señalar que es necesario empezar una dieta?

Estos interrogantes pueden ser fácilmente respondidos, ya que gracias a la llamada “Internet de las cosas” o “Internet de los objetos” (IoT, por sus siglas en inglés), los artefactos del hogar, y de cualquier ámbito, podrán tomar partido en todo tipo de tareas. Este concepto nació en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), en Esta­dos Unidos, y se trata de una revo­lución en el vínculo entre los obje­tos y las personas. Incluso entre los mismos objetos, que se conectarán entre ellos en red y ofrecerán datos en tiempo real.

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La conectividad será tal que po­drá alcanzar a los autos, los edifi­cios, los semáforos, las cámaras de seguridad, los sensores de humo, los puentes, las vías del tren, e innu­merables elementos o servicios que constituyan a una ciudad entera.

Para 2020 se estima que entre 22 mil y 50 mil millones de dispositivos se conectarán a Internet

A través del sistema RFID (Ra­dio Frequency Identification, por sus sigla en inglés «identificación por radiofrecuencia»), bastará con integrar un chip de pocos milíme­tros en cualquier objeto del hogar, del trabajo, o de la ciudad, para procesar y transmitir información constantemente. Para 2020, se estima que entre 22 mil y 50 mil millones de dispositivos se conec­tarán a Internet con el fin de pro­porcionar a los ciudadanos una serie de servicios y aplicaciones inteligentes sin precedentes.

Acorde a los datos brindados por la International Data Corpo­ration (IDC), en 2014 se registra­ron más de 30 millones de cosas conectadas. A su vez, los próxi­mos cinco años se encontrarán con 25 mil millones de objetos comunicados entre sí, según el estudio Technology Landscape 2020 realizado por la corporación multinacional Citrix Systems.

Para Hans Vestberg, CEO de Ericsson, las repercusiones serán considerables, dado que “si una persona se conecta a la red, le cambia la vida. Pero si todas las cosas y objetos se conectan, es el mundo el que cambia”.

Según IDC, en 2014 se registraron más de 30 millones de cosas conectadas


¿La salud también?

Sin embargo, el IoT ¿resul­ta aplicable al ámbito sanitario? Desde dispositivos de análisis clí­nicos y diagnóstico por imágenes, o accesorios que ayudan a medir el ritmo cardíaco, nivel de coles­terol, presión arterial, temperatura corporal y nivel de calorías que­madas durante el ejercicio, hasta soluciones “máquina a máquina” que permiten a los doctores po­der monitorear de forma remota a sus pacientes, gracias a una in­terconexión de tecnologías que registran todos sus índices de sa­lud; forman parte una irrefrenable tendencia a nivel mundial.

Concretamente el IoT ayuda al sector de la salud en la conso­lidación de dos objetivos: el segui­miento de los pacientes y el con­trol sobre su entorno; y la creación de sistemas de seguimiento para el momento en que el paciente ya abondonó el centro de salud.

El 79% de los individuos están interesados en el uso de dispositivos móviles para la salud

También, con la colaboración de objetos conectados a Internet, el trabajo del personal médico calificado puede volverse mucho más preciso, además de facilitar la gestión de los hospitales y mejorar el bienestar de los pacientes.


Monitorización continua del paciente

Según la Mobile World Ca­pital de Barcelona, “las herra­mientas de las operaciones dia­rias de un hospital que facilitan el monitoreo inteligente repre­sentan un avance importante para la profesión, como también los dispositivos conectados ha­cen posible el seguimiento de las situaciones de los pacientes, en detalle y en tiempo real”.

Sin embargo, estas formas de atención son incompletas si los pacientes no reciben atención después de salir de sus instalacio­nes médicas, especialmente cuan­do tienen enfermedades crónicas ¿Cómo se puede asegurar que los pacientes continúen tomando sus medicamentos?

Al momento de recibir el alta, llevar consigo estos dispositivos conectados equivale a la preven­ción de nuevas enfermedades o recaídas y alertas médicas en caso de arritmias o los primeros sínto­mas de problemas cardíacos.

El big data permite un mejor diagnóstico y la realización de predicciones

En este punto, la medicina del mañana es inconcebible sin Internet y las nuevas tecnolo­gías. Las tendencias conducen a una sociedad monitorizada y conectada mediante artefactos cómodamente utilizables, que pronto se convertirán en parte de la vida de los pacientes, que buscan una sustancial mejora de su calidad de vida.

Entre los avances más nove­dosos se encuentra la nanotec­nología, un tipo de tecnología que se dedica al diseño y ma­nipulación de la materia a ni­vel de átomos o moléculas, con fines industriales o médicos; el big data, que permite un mejor diagnóstico y la realización de predicciones; y las aplicaciones wearables, un conjunto de apa­ratos y dispositivos electrónicos que se incorporan en alguna parte de nuestro cuerpo inte­ractuando continuamente con el usuario y con otros dispositi­vos para ejecutar alguna función específica. Relojes inteligentes o smartwatchs, zapatillas de de­portes con GPS incorporado y pulseras que monitorizan nues­tro estado de salud, son ejem­plos de este tipo de tecnología.

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En tanto, el IoT, entendido como un conglomerado de dis­positivos móviles y de control con acceso a Internet, halló su lugar en la industria de la salud. Los pro­veedores y desarrolladores inda­gan soluciones de gestión de la sa­lud de la población, especialmente en la mejora de las estrategias para la atención de enfermedades cró­nicas. Los datos generados remo­tamente por estos dispositivos, junto con los registros electró­nicos de pacientes que padecen dichas enfermedades, simbolizan un cambio para la salud de la po­blación en todas las etapas de su hospitalización o consulta médica.

En este sentido, el Internet de las cosas tiene un gran poten­cial como herramienta para la seguridad del paciente, ya que dichos instrumentos se instalan en su casa, junto a la cama o en sus muñecas, a fin de asegurar que sus cuidadores puedan es­tar continuamente informados acerca de su recuperación.


Casos alrededor del mundo

La IoT ya se implementó en di­versos centros de salud del mundo. Tal es el caso del Hospital Infantil de Miami, el primero en integrar un centro de telemedicina que brinda apoyo clínico a distancia en lugares como Kiev (Ucrania), Quito (Ecuador), Lima (Perú) y República Dominicana.

A través de un equipo médi­co interconectado a Internet, se puede obtener un diagnóstico que permite enviar información en tiempo real, no sólo en video­conferencia, sino también con la transmisión de imágenes en alta definición, y los sonidos de un es­tetoscopio conectado a través de Bluetooth. Además, cuentan con un centro de mando que permite monitorear equipos remotos de diagnóstico que brindan asisten­cia básica en otras locaciones.

Esta clínica también incluye siete cabinas aisladas para que un médico pueda otorgar una consul­ta a distancia y visualizar estudios de radiología. Asimismo, para los niños internados existe una apli­cación que les explica acerca del tratamiento que están recibiendo y, a partir de juegos o videos, pue­dan tener una mejor comprensión del motivo de su internación. In­cluso un sistema de video portátil permite que los médicos puedan realizar visitas remotas a sus pa­cientes y que puedan interactuar constantemente.

En 5 años se encontrarán 25 mil millones de objetos comunicados entre sí, según Citrix

En el centro Ochsner de Loui­siana, Estados Unidos, se uti­liza un reloj de Apple y Apple HealthKit, junto con monitores de presión arterial inalámbricos apoyados en su sistema de His­toria clínica (HIS), para ayudar a los pacientes en el control de su hipertensión de forma remo­ta. “Por lo general, los pacientes con hipertensión ven a su médi­co un par de veces al año. Ahora, estamos ofreciendo una nueva forma de cuidado de pacientes con enfermedades crónicas en la que podemos comunicarnos con el paciente con más frecuencia y de manera más personalizada”, aseguró Richard Milani, Jefe de Transformación Asistencial en el Ochsner Health System. Dicha información, obtenida de pacien­tes anónimos, se sube a la nube y puede ser utilizada para construir modelos que ayuden a diagnosti­car la enfermedad de Parkinson, controlar el asma, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.

Asimismo, en otros sanatorios se utilizan camas inteligentes que se ajustan automáticamente para proporcionar la presión y el apo­yo que necesita el paciente, sin la necesidad de enfermeras para llevar a cabo acciones manuales. En esos mismos lugares, la IoT también hace posible el control de las temperaturas de las diferentes áreas, y documenta la ubicación de equipos médicos de una ma­nera totalmente centralizada.

Por otro lado, en un reciente estudio de pacientes diabéticos se mostró el potencial de los dispo­sitivos de vigilancia domiciliaria. Dichos usuarios utilizaron ele­mentos de medición de presión arterial y glucosa en la sangre conectados a Internet, los cuales transmitieron información sobre la medicación que tomaban. Los suscriptores a este sistema deter­minaron que los equipos eran fá­ciles de usar y útiles para su cui­dado, y mejoraban la capacidad de gestión de su enfermedad. En tanto, el personal asistencial encontró que los resultados fue­ron beneficiosos para el control y seguimiento de sus pacientes, y de esta manera, se solicitó la inte­gración de los datos en las histo­rias clínicas.

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