Salud

Una enfermedad que necesita contención

Se trata de un trastorno que afecta el funcionamiento del sistema nervioso. Aparece en personas de entre 20 y 40 años con síntomas vinculados a la debilidad muscular, dificultades en la visión, pérdida de equilibrio o de fuerza, entre otros signos. Actualmente se desconocen las causas que la producen, aunque se sabe que hay diversos mecanismos autoinmunes involucrados

Autor: RSalud 16 septiembre, 2016

La Esclerosis Múltiple (EM) es un trastorno consistente en la apari­ción de lesiones desmielinizantes, neurodegenerativas y crónicas del sistema nervioso central. Lo que sucede es que la mielina, la capa protectora que protege las fibras nerviosas del Sistema Ner­vioso Central, se daña a través de la aparición de placas escleróti­cas, las cuales impiden la normal actividad de las fibras nerviosas.

Esta sustancia es la que actúa sobre la cobertura de los nervios como una especie de cable eléc­trico para permitir la transmisión de los impulsos. La velocidad y eficiencia con que se conducen dichos impulsos proporcionan movimientos suaves, rápidos y coordinados con poco esfuerzo consciente. Por el deterioro de este com­ponente la persona es propensa a, en mayor o menor medida, re­ducir su movilidad o incluso, en circunstancias más severas, llegar a la invalidez.

El cuerpo produce anti­cuerpos contra su propia melina y es ahí donde se gestan las lesio­nes

La particularidad de esta en­fermedad es la falta de causas que determinen su origen. Se cree que el responsable podría ser un virus o antígeno desco­nocido que desencadena una anomalía inmunológica. De esta manera, el cuerpo produce anti­cuerpos contra su propia melina y es ahí donde se gestan las lesio­nes. Puede ser una enfermedad autoinmune que reacciona cuan­do el cuerpo se ataca a sí mismo.

La EM puede identificarse por una serie de síntomas que apa­recen en brotes o que proliferan a lo largo del tiempo, según la locación y zonas de impacto de los principales puntos de desmie­lizacion, ya que de ella dependen la variabilidad y multiplicidad de los signos de la afección.

Este mecanismo inmunitario activa a los glóbulos blancos del torrente sanguíneo que ingresan en el cerebro para debilitar la ba­rrera que utiliza como método de defensa. Ya en su interior, los lin­focitos estimulan a otros elemen­tos inmunitarios para que inter­vengan sobre la mielina. En este sentido, también se debe tener en cuenta el factor genético de la persona: existen pruebas que sostienen que es más frecuente que la EM surja en individuos con cierta susceptibilidad genéti­ca, aunque por el momento no se constató esta hipótesis.

Puede ser una enfermedad autoinmune que reacciona cuan­do el cuerpo se ataca a sí mismo

¿Cómo son los síntomas?

La enfermedad se puede ma­nifestar a través de síntomas musculares, vesicales o intesti­nales, oculares, entumecimiento del cuerpo, síntomas cerebrales o neurológicos y síntomas del ha­bla y la deglución.
Al respecto, la doctora Liliana Patrucco, médica representante de la Asociación de Lucha contra la Esclerosis Múltiple (ALCEM), sostiene: “La EM tiene formas de manifestación muy variadas y depende de la zona afectada den­tro del sistema nervioso central, que está formado por el cerebro y la médula espinal. Comúnmen­te los síntomas son visión borrosa o doble, disminución de la fuerza en uno o más miembros, ya sea en brazos y/o piernas; adormeci­miento en uno o más miembros, falta de equilibrio o dificultades para coordinar los movimientos; problemas urinarios, es decir la necesidad urgente de ir al baño y en ocasiones pérdida de orina en forma parcial o completa”.

Los efectos en los pacientes pueden ser motrices y en los peores casos llega a la invalidez

En cuanto al rango de edad en el cual los síntomas se expresan con mayor visibilidad “suele ser más común entre adultos jóve­nes de 20 a 40”. Asimismo, “las mujeres tienen unas dos o tres veces más probabilidades que los hombres de padecerla”, explica Patrucco.


Después del diagnóstico

Lo cierto es que una vez que el enfermo recibe el diagnóstico se generan sentimientos muy di­fíciles de afrontar: “La esclerosis múltiple es una enfermedad de personas jóvenes, de allí que el diagnóstico se de en un momen­to muy particular de la vida que muchas veces coincide con el pe­ríodo en el que se formulan los proyectos para el propio futuro: formar una familia, tener hijos, concretar aspiraciones profesio­nales, etc. Esto genera una gran incertidumbre ante el futuro que provoca emociones muy inten­sas, como el miedo, el dolor, la agresividad y la negación, que en ocasiones son difíciles de contro­lar. En estos casos, el rol del en­torno familiar es de fundamental importancia en la medida que contribuya a brindar contención, pero sin invadir a la persona re­cién diagnosticada. Una buena actitud familiar ayuda a la perso­na con EM a recuperar la con­fianza en sí misma”, asevera la Dra. Patrucco.

La depresión y ansiedad son muy frecuentes, sobre todo al momento del diagnóstico

Sin embargo, la especialis­ta reconoce que “la depresión y ansiedad son muy frecuen­tes, sobre todo al momento del diagnóstico o bien cuando la enfermedad ingresa en una etapa progresiva en la que la discapacidad física se vuelve mucho más evidente. En estos momentos el apoyo psicológi­co puede resultar de gran ayu­da para brindar estrategias que permitan una mejor adaptación y aceptación de la enfermedad”.

En este sentido, los médicos suelen recomendar algún tipo de tratamiento o rehabilitación para que el paciente no descuide su actividad regular. Agustina Palma Cané, del Departamento de Desarrollo Institucional de la entidad Esclerosis Múltiple Argentina (EMA), sugiere que la kinesiología es un gran com­plemento de ayuda pero que, a su vez, existen otro tipo de diná­micas para tratar a la enferme­dad desde la mayor cantidad de aristas posibles: “En EMA, para contribuir a una gradual recu­peración, también brindamos talleres de la memoria, de tera­pia ocupacional, dibujo, yoga, terapia con cuencos vibraciona­les, fonoaudiología, trabajo cor­poral, entre otras técnicas”.

Las mujeres tienen dos o tres veces más probabilidades que los hombres de padecerla

En términos generales, los pro­fesionales suelen recomendar:

  • Fisioterapia, logopedia, tera­pia ocupacional y grupos de apoyo.
  • Un programa de ejercicio planificado a comienzos del trastorno.
  • Un estilo de vida saludable, con una buena nutrición y su­ficiente descanso y relajación.
  • Evitar la fatiga, el estrés, las temperaturas extremas y la en­fermedad.
  • Ajustar la dieta y las bebidas si hay problemas para deglutir.
  • Hacer cambios en el hogar para prevenir caídas.
  • Acudir a trabajadores sociales u otros servicios de asesoría.
  • Vitamina D u otros suple­mentos.

Caso por caso

Una vez detectada la enfer­medad es difícil determinar qué puede pasar con el correr de los años. La representante de EMA explica que la enfermedad re­sulta ambigua ya que “algunos pacientes pueden ser diagnos­ticados y continuar con su vida normalmente el resto de sus días, o estar en silla de ruedas en 20 años, o nunca tener nuevamente un brote, o estar muy deterio­rados al día siguiente. Es dema­siado particular en cada caso y no hay una ‘receta’ sobre cómo seguir. Sin embargo, en EMA trabajamos para que, luego del diagnóstico, puedan continuar con su vida lo mejor posible. No sólo en lo físico sino también en lo emocional, que muchas veces es lo que más afecta”.

Para la Dra. Patrucco, “lo más importante es que, en lugar de detenerse solamente en las limi­taciones que puede provocar la EM, la persona centre su energía en desarrollar al máximo las capa­cidades con las que cuenta, ya que ese aspecto será el que le permitirá tener una vida plena”.

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