Todos los días los medios de comunicación y las redes sociales nos hablan de las drogas. El consumo crece y no repara en clases, géneros o edades. Es tal la catarata de informaciones, de criterios sobre cómo abordar las adicciones y de opiniones encontradas, que terminamos en un estado de confusión. Las drogas y los adolescentes, las drogas y la política, las drogas y los barras, las drogas y las fiestas electrónicas, en fin, todo el escenario social teñido por su consumo. Si bien es un fenómeno mundial, en la Argentina se registró un aumento acelerado del consumo de drogas y hoy día ostenta el triste privilegio de ser el principal consumidor de cocaína de América del Sur.
Un informe realizado por la Pastoral Nacional Sobre Drogadependencia del Obispado de Buenos Aires señala que el 10% de la población entre 15 y 64 años consume algún tipo de estupefaciente. En tanto, el 15% de los adolescentes en sus últimos años de enseñanza secundaria consume marihuana, porcentaje que llega al 30% en el Gran Buenos Aires. Según el Informe Mundial sobre Drogas de las Naciones Unidas, el tráfico de drogas moviliza alrededor de 700.000 millones de dólares y, pese a todas las campañas, la cifra sigue creciendo.
El mismo Papa Francisco insiste en que “hay que luchar para parar el narcotráfico” y luego de leer un informe sobre la situación en el país se lamentó: “Hace 25 años era un lugar de paso de la droga, hoy en día se consume y, no tengo la certeza, pero creo que también se fabrica”.
10% de la población entre 15 y 64 años consume algún tipo de estupefaciente
De acuerdo con la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico, SEDRONAR, entre el 2001 y el 2011 el consumo de éxtasis en la provincia de Buenos aires creció un 1.200%; la cocaína un 300%; los solventes e inhalantes un 227%; la pasta base un 227% y la marihuana un 100%. El éxtasis es la droga más consumida y se calcula que un 40% de los consumidores a nivel nacional, toman entre 2 y 3 pastillas por día.
Una batalla inconclusa
Muchos se tientan ante la idea de que es una batalla perdida. Que siempre habrá consumidores, y que por lo tanto habrá oferentes. Que cuanto más se combata más sofisticados serán los canales para su oferta. Hace unas semanas, la muerte de cinco jóvenes en una fiesta organizada por Time Warp en Costa Salguero conmovió a toda la sociedad. Lo cierto es que más de 10.000 jóvenes concurrieron a lo que se suponía una fiesta y terminó en un drama. Diez jóvenes intoxicados, de los cuales la mitad murió. Aparentemente por el consumo de drogas de diseño similares al éxtasis.
15% de los adolescentes en los últimos años del secundario consume marihuana
Se explicó que en este tipo de reuniones los jóvenes consumen grandes cantidades de agua y que en los baños no había agua disponible y que obligaba su compra a precios exorbitantes. Si no hubiera ocurrido esta tragedia, las autoridades seguirían aprobando los festivales electrónicos en el conocimiento –aparentemente generalizado- de que siempre se consumen drogas sintéticas. Asimismo, como la legislación establece estrictamente la nómina de drogas prohibidas, por lo tanto, se hacen cambios menores para que la “nueva” droga no sea alcanzada por la normativa.
Pero no se puede reaccionar siempre después de la tragedia. Hizo falta que muriera el soldado Carrasco para reformar el servicio militar. Hizo falta la tragedia de Once para mejorar el servicio ferroviario. La muerte de cientos de chicos en Crogmanon para adoptar medidas de seguridad en los boliches bailables. La palabra prevención existe, pero parece desconocerse su significado.
40% de los consumidores de éxtasis toma entre 2 y 3 pastillas por día
Con menor repercusión mediática, pero con mayor extensión y persistencia se advierte que poco o nada se está haciendo frente al problema del paco. Cómo afecta a sectores de población de extrema pobreza y marginalidad no tiene más que voces aisladas que reclaman una respuesta urgente. El consumo de paco crece permanentemente, es la tercera droga más consumida –detrás de la cocaína y la marihuana- y está llegando también a sectores de clase media baja y clase media.
Se coincide en que la llegada del paco al país fue a mediados del 2001. De acuerdo con el Observatorio Argentino de Drogas, se presenta una complejidad por la multiplicidad de sustancias mezcladas que los usuarios denominan pasta base/paco. Contiene sulfato de cocaína como sustancia base y otros alcaloides e impurezas como querosén, alcohol metílico y ácido sulfúrico que la hacen más impura, incluso con el agregado de harina de trigo, polvo de ladrillo, azúcar, entre otros. La llamada “droga de los pobres” produce un intenso efecto a los 10 o 15 minutos y la compulsión de seguir consumido.
1200% creció el consumo de éxtasis en la provincia de Buenos aires
Los perjuicios físicos son enormes. De acuerdo a un informe de la Revista Electrónica de Psicología Política, a nivel cerebral: confusión, excitación psicomotriz, delirio, paranoia, compulsiones, y hasta derrame cerebral. En el sistema respiratorio: lesiones en la boca, garganta, irritación de las mucosas de los pulmones, infecciones, neumonías y hasta posible enfisema pulmonar. En el sistema circulatorio: hipertensión arterial, arritmia e infarto. En el sistema digestivo: náuseas, vómitos, diarreas. Dicen los expertos que un adicto al “paco” pierde de 15 a 20 Kg. de peso corporal en 3 meses y a los 6 meses de consumo permanente ya tiene lesiones. Además, el “paco” termina generando un daño físico irreversible, también incide de manera profunda en los aspectos psicológicos y sociales, lo que sin duda lo introduce en un círculo letárgico muy difícil de salir.
Datos alarmantes
Hace pocas semanas la Universidad Católica Argentina (UCA)dio a conocer un informe sobre la situación del Narcotráfico y las Adicciones en la Argentina. Son datos alarmantes que vale la pena difundir.
- En el período 2010-2015 se observa un importante incremento del registro de venta de drogas en el barrio, en otras palabras, aumenta de manera significativa la proporción de hogares que percibe de manera directa o indirecta que en su barrio se venden drogas ilegales. A finales de 2015, casi 5 de cada 10 hogares identifican la venta o tráfico de drogas en su calle, manzana o vecindario.
- Los valores mayores en el registro de venta de drogas son más altos en las regiones urbanas de mayor concentración de población (el AMBA y la región Pampeana), así como también en el norte del país (NEA y NOA). Sin embargo, las regiones que registraron mayor crecimiento entre 2010-2015 fueron la Patagonia y el NEA. Así como también el Conurbano Bonaerense al interior del Área Metropolitana.
- El análisis de la evolución del registro de venta de drogas según características socio-residenciales de los barrios revela la alta vulnerabilidad que presentan frente al problema los asentamientos informales y los barrios de sectores populares y clases medias bajas urbanas. Esto se expresa tanto en la tasa de expansión del problema como en los altos niveles de incidencia registrados. Por otra parte, si bien el registro de venta de drogas tiende a ser más alto en los espacios con baja presencia policial el problema se incrementó de manera independiente de este factor.
- La presencia en los hogares de adicciones severas a las drogas o al alcohol tiene un efecto casi estable, sin diferencias significativas, en tanto que el consumo de alcohol observa una tendencia decreciente entre 2012 y 2015. En el 3,4% de los hogares urbanos de la Argentina se mencionan adicciones severas; el alcoholismo es la adicción con mayor presencia mientras que el consumo de drogas ilegales es una problemática que afecta al 2% de las familias.
- Estudiando los diversos sistemas urbanos pueden observarse perfiles de adicción distintos en cuanto al alcohol y a las drogas. En AMBA hay una mayor problemática asociada a las drogas (especialmente en el Conurbano Bonaerense) en tanto que en NOA y NEA es sobresaliente el alcoholismo. Al asociar las toxicomanías analizadas las regiones urbanas Conurbano Bonaerense, NOA y NEA se posicionan por sobre el resto en la severidad de la adicción.
- En la mayoría de los hogares donde al menos uno de sus integrantes registra alguna adicción severa, el hogar no buscó ningún tipo de ayuda profesional. En la ciudad de Buenos Aires menos de 2 de cada 10 hogares intenta obtener asistencia profesional, elevándose a 6 de cada 10 hogares en las Otras Áreas Metropolitanas y en el Resto Urbano del Interior. En el Conurbano Bonaerense un tercio de los hogares tuvo la decisión de asistir a algún profesional para recibir orientación por la problemática adictiva. La mitad de los hogares que buscaron ayuda para recibir orientación profesional frente a la adicción lo hicieron a través de instituciones públicas, observando diferencias según áreas urbanas. Sólo en el 26% de los hogares con problemas de adicciones en alguno de sus integrantes dicen estar actualmente bajo tratamiento.
- El estudio particular de los jóvenes de asentamientos informales del Conurbano Bonaerense da cuenta de la mayor vulnerabilidad de estos jóvenes frente al avance del narcotráfico y las drogas en los barrios, dado su particular contexto de exclusión social y la ausencia de un Estado protector. Este avance se expresa no sólo en los altos niveles de prevalencia y consumo problemático de diferentes sustancias psicoactivas, sino también en el aumento del tráfico y la producción de diferentes tipos de drogas (pasta base), el registro por parte de los jóvenes de una colusión político-policial y la falta objetiva de instituciones públicas de asistencia y protección.