Nota de tapa

Para saber cómo es la soledad

Es una especie de enfermedad de los tiempos actuales. Se asegura que más peligrosa que la obesidad y el alcoholismo. Y nos afecta a todos: jóvenes y adultos. En el mundo aumenta la cantidad de gente que se siente sola y se sostiene que para el 2030 estaremos frente a una pandemia global. ¿Qué podemos hacer?

Autor: RSalud 14 junio, 2019

“La soledad es más peligrosa que el alcoholismo o la obesidad y puede incluso matar”, afirmó en diversas oportunidades el neurocientífico Facundo Manes. «Sentirse solo es un mecanismo biológico como tener hambre o sed, pero la diferencia está en que una persona puede comer o beber y se acaban sus problemas, pero no puede salir a la calle y gritar ‘quiero tener amigos’ para llenar ese vacío”. Sostiene que la vida social protege al cerebro, porque básicamente somos seres sociales y el aislamiento crónico se convierte en un factor de mortalidad más relevante que adicciones como el cigarrillo, el alcohol o la polución ambiental.


El ministerio de la Soledad

A principios del año pasado, la primera ministra inglesa, Theresa May, sorprendió a todo el mundo cuando anunció la creación de una especie de ministerio de la “Soledad”. De acuerdo con un informe realizado por la Comisión Jo Cox Sobre la Soledad, en Gran Bretaña más de nueve millones de personas – el 14% de la población total- se sentían solas. Asimismo, según ese estudio para junio de 2016, alrededor de 200.000 personas confesaban no haber hablado con nadie desde hacía más de un año.

Theresa May creó en Inglaterra un ministerio de la “Soledad”

A la inseguridad, a la inestabilidad económica, a la pobreza se ha sumado ya hace bastante tiempo La Soledad, como uno de los grandes flagelos de nuestro tiempo. En este mundo de hiperconectividad, por paradójico que parezca, cada día son más los hombres y mujeres que se siente abandonados, con sentimientos de vacío y depresión. Pueden no estar solos, pero se sienten solos, más allá de ese bálsamo electrónico de las redes sociales que nos atiborra con falsos likes y mentiras informativas que terminan gobernando nuestras vidas. Todos en algún momento sentimos la necesidad de estar solos, forman parte de nuestra condición humana, pero cuando ello se convierte en un estado crónico, no es una necesidad, es una enfermedad.

Vale la pena recordar que la Comisión toma su nombre en honor a la diputada laboralista Jo Cox quien fuera asesinada a tiros en 2016 por un simpatizante neonazi.  Fue Jo Cox quien había analizado profundamente este tema y le había hecho llegar al gobierno una serie de recomendaciones para enfrentarlo con éxito.

En el caso de los ingleses, una gran mayoría de adultos de más 65 años, sólo  encuentran compañía con la televisión. Cientos de miles confiesan que no conversaron con nadie, ni con un pariente en más de un mes. El mismo trabajo advierte que ese entorno de aislamiento puede causar un daño a la salud equivalente a fumar quince cigarrillos por día.

Con la creación de la secretaría de Estado para la soledad en Reino Unido, el gobierno británico reconoce años de investigaciones científicas que han demostrado que la soledad perjudica seriamente la salud. Anteriormente, en el año 2015, investigadores de la Universidad de Brigham Young de Utah (Estados Unidos) ya habían encendido la alarma. Un estudio de ese centro académico donde se analizaron más de 218 casos diferentes, afirmaba que el aislamiento social -que no es un problema exclusivo de las personas mayores- mata a más personas en el mundo que la obesidad.

En un mundo hiperconectado cada vez más personas se sienten abandonadas

En el mismo sentido, una investigación realizada el año pasado por un grupo de investigadores de la Universidad de York (Reino Unido) alertaba de que el aislamiento social incrementa hasta en un 30% el riesgo de padecer cardiopatías isquémicas o ictus. «Combatir la soledad y el aislamiento social puede tener un papel muy importante en la prevención de dos de las principales causas de mortalidad de los países ricos», señalaban los autores en el trabajo.

Pero los problemas derivados de la soledad también provocan descalabros económicos. Según un ensayo publicado por la prestigiosa revista The Lancet, las personas que se sienten solas tienen una mayor tendencia a acudir al médico y, de esta forma, sobrecargan el sistema sanitario y elevan exponencialmente los gastos médicos.

Ante este panorama cabe preguntarse si los gobiernos de países como el nuestro deberían afrontar la soledad como un problema social de salud pública, tal y como ha hecho el Reino Unido. Es que el número de personas que viven solas está creciendo en todo el mundo. Y ya es habitual hablar de “familias” unipersonales.


Problemas inmunológicos

De acuerdo con una nota publicada por BBC News, un grupo de Psicólogos de la Universidad de Chicago y de la Universidad Estatal de Ohio comprobaron que las personas socialmente aisladas, generan modificaciones en sus sistemas inmunológicos, que provocan una condición denominada inflamación crónica.

Si bien se sabe que las inflamaciones temporales son necesarias para la cura de cortes o infecciones cuando la inflación persiste en el tiempo puede llevar a padecer enfermedades cardiovasculares y cáncer. Las actividades cotidianas en el caso de los solitarios generan mucho más estrés que en el resto de las personas.

Para los investigadores de estas dos universidades, el cortisol -la hormona que el cuerpo libera como respuesta al estrés-, causa inflamaciones y otras enfermedades. El último estudio de la Universidad de Ohio se concentró en el aumento de los niveles de inflamación en respuesta al estrés en personas solitarias.

Según la profesora Lisa Jeremka, de la Universidad de Delaware, está comprobada la diversa reacción de mujeres que sobrevivieron a un cáncer de mama, según se encuentren o no en soledad. Las sometió a una conocida prueba llamada Test de Estrés Social de Trier, en la que, sin previo aviso, las participantes tenían que efectuar una exposición frente a un panel examinador, explicando por qué eran las mejores candidatas para un puesto de trabajo.

Las personas que se sienten solas tienen una mayor tendencia a acudir al médico

Después se les pidió que hicieran una operación de aritmética frente al panel. Los exámenes realizados tras este test demostraron que en ambos grupos, las personas solitarias eran las que presentaban un mayor nivel de inflamación. «Si se está solo se puede tener un nivel de inflamación mayor sin importar si se padece una enfermedad crónica», señala la doctora Jeremka y afirma: «Durante mucho tiempo a los médicos les costó reconocer la importancia de la soledad en la salud. Ahora sabemos que es necesario analizar y entender los contextos sociales de los pacientes».


Los amigos y la salud

En un trabajo del medio electrónico Faros, se afirma que la soledad es más peligrosa que la obesidad o el tabaco. Hay pruebas que demuestran que ante la falta de relaciones sociales, nos hundimos mental y físicamente.

Cuando nos sentimos solos, nuestro organismo se expone a un exceso de hormonas de estrés. Las relaciones sociales son necesarias y si no las fomentamos nos encontramos frente a un grave problema que erosiona nuestras arterias, provocan hipertensión y disminuyen nuestra capacidad de trabajar, aprender y memorizar.

El aislamiento social eleva hasta en un 30% el riesgo de cardiopatías isquémicas o ictus

Un trabajo publicado por la Universidad de Harvard refiere que el no tener amigos durante la juventud incrementa los niveles de fibrinógeno, la proteína que se encarga de coagular la sangre. Una cantidad excesiva de esta proteína aumenta la presión sanguínea y los depósitos de grasa en las arterias a largo plazo pueden causar un infarto.

No poder compartir una experiencia, un problema, un deseo con un amigo personal, no tener una persona o grupo con los cuales socializar genera angustia. Angustia que lleva a la tristeza, a la depresión, al vacío y sentirnos extraños al resto del mundo.


Soledad y aislamiento

Para los investigadores de la Universidad Brigham Young –Julian Holt-Lunstad y Timothy Smith- si bien los riesgos de la soledad y el aislamiento son similares no necesariamente van de la mano.

“El aislamiento social denota pocas conexiones o interacciones sociales, mientras que la soledad implica una percepción subjetiva del aislamiento; la discrepancia entre el nivel de interacción social deseado y el real”, escribieron en la revista Heart el año pasado. En otras palabras, las personas pueden aislarse socialmente y no sentirse solas; puede ser que sencillamente prefieran llevar una existencia ermitaña. Del mismo modo, hay personas que pueden sentirse solas aun cuando estén rodeadas de mucha gente, en especial si sus relaciones no son satisfactorias a nivel emocional. De hecho, Carla Perissinotto y sus colegas en la Universidad de California en San Francisco reportaron en 2012 que la mayoría de los individuos que reportan sentirse solitarios estaban casados, vivían con alguien y no padecían depresión clínica.

Ante la falta de relaciones sociales, nos hundimos mental y físicamente

“No estar en pareja es un riesgo importante”, dijo Holt Lunstad, “pero no todos los matrimonios son felices. Debemos considerar la calidad de las relaciones, no solo su existencia ni la cantidad”. Nancy J. Donovan, psiquiatra geriatra e investigadora de Neurobiología en la Universidad Brigham Young y el Hospital de la Mujer de Boston, afirmó en una entrevista que “hay una correlación entre la soledad y la interacción social, pero no en todos los casos. Podría ser muy simplista sugerir a las personas solitarias que intenten interactuar más con otra gente”.

“Nuestros estudios llegaron a la conclusión de que tanto la soledad (subjetiva) como el aislamiento social (objetivo) son predictores de una muerte temprana. Incluso si la gente no se siente sola, pero lo está”, subraya Timothy Smith desde Brigham Young University.

Otro hecho curioso es que los adultos de edad más avanzada no son, necesariamente, los más solitarios. Aunque la mayoría de los estudios acerca de los efectos de la soledad se han enfocado en las personas mayores, Holt-Lunstad –quien junto con sus colegas analizó 70 estudios que incluyeron a 3,4 millones de personas– comentó que la prevalencia de la soledad llega a sus niveles más altos en adolescentes y adultos jóvenes, y luego vuelve a alcanzarlos durante la vejez.

De acuerdo con Louise Hawkley, científica investigadora experimentada del National Opinion Research Center en la Universidad de Chicago, “la intensidad de la soledad disminuye a partir de los inicios de la adultez y durante la mediana edad y no recobra intensidad sino hasta la vejez”. Solo el 30 por ciento de los adultos mayores se sienten solos con cierta frecuencia, de acuerdo con información del National Social Life, Health and Aging Project estadounidense (proyecto nacional de vida social, salud y vejez).

Los niños agresivos reportan los mayores grados de soledad e insatisfacción social

“Descubrimos mayores riesgos en personas menores de 65 años que en los mayores de 65”, dijo Holt-Lunstad. “Los adultos de más edad no deberían ser el único objeto de estudio de los efectos de la soledad y el aislamiento social. Necesitamos dirigirlo a todas las edades”. Además, dijo, aunque no se tiene la certeza de si la soledad o el aislamiento social tienen un efecto mayor en la salud y la longevidad, “si reconocemos las conexiones sociales como una necesidad humana fundamental, entonces no podemos subestimar los riesgos de estar aislado socialmente, aun si las personas no se sienten solas”.

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