* Por Sabrina Critzmann – médica pediatra
La microbiota intestinal es el amplio ecosistema que portamos en el intestino, y está formada por diversos microorganismos. Esta microbiota ejerce multitud de funciones en nuestro cuerpo: absorbe nutrientes; produce vitaminas; estimula la respuesta inmune; y genera neurotransmisores que van a tener impacto en nuestras sensaciones, en la capacidad de percibir el dolor y la cognición. La microbiota del bebé inicia su constitución dentro del útero materno, sufre un fuerte impacto en el momento del nacimiento, y luego sigue su desarrollo durante toda la vida, íntimamente influenciada por la alimentación. La leche materna es abundante en bacterias y otros microorganismos benéficos para el desarrollo del bebé. También llamados probióticos, protegen al recién nacido y colaboran en la maduración de su intestino y el resto de los sistemas.
La lactancia, además de ser una bendición microbiológica, es una experiencia sensorial. Se han realizado estudios con resonancia magnética donde los profesionales investigaron y compararon el cerebro de los bebés amamantados con el cerebro de los bebés que recibían lactancia mixta o solo biberon. Los bebés amamantados, sobre todo los que recibían lactancias prolongadas, mostraban mayor desarrollo en ciertas áreas cerebrales relacionadas con las emociones, el lenguaje, la planificación y las funciones ejecutivas.
Esto tiene que ver con la presencia del cuerpo de la persona que amamanta, los ajustes posicionales, el diálogo tónico establecido, las miradas, los colores percibidos, los olores. También tiene que ver con una idea de usar la mamadera para “despegar”, instrucción que reciben muchas familias y que hoy desaconsejamos desde las neurociencias. Los bebés necesitan el contacto: si son alimentados con biberón, por la razón que sea, también requieren ese diálogo de miradas y de caricias.
La lactancia es una experiencia sensorial
Desbordadas por las publicidades de leches de fórmula y otros sucedáneos que prometen “Aumentar el desarrollo mental” y “Ayudarlos a crecer más alto”, más las presiones a nivel familiar y de los profesionales que debería acompañar a las familias, las mujeres que desean amamantar muchas veces se ven luchando contra la corriente, en un momento sumamente vulnerable.
Es trascendental generar políticas públicas de protección a la lactancia. El Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna, adoptado por Argentina en 1997, prohíbe que los profesionales de salud hagamos propaganda de dichos sucedáneos, cosa que aún sucede en los diversos medios de comunicación. Es necesario concientizar a los agentes de salud acerca de la importancia de la lactancia materna como una posición ética y una responsabilidad social. Si nosotros no tenemos la información correcta y actualizada, difícilmente podamos acompañar a las familias durante la lactancia y establecer un rol político activo para poner en agenda temas transversales de salud pública, como son las licencias de mapaternidad y la presencia de lactarios confortables en los lugares de trabajo.
Un ejemplo paradigmático es el que exhibió la localidad de Mercedes, Provincia de Buenos Aires. En el marco del programa “Primeros 1000 días”, capacitaron a su personal en lactancia y contaron con la presencia de Puericultoras en el equipo. La Municipalidad, antes de entregar leche de fórmula prescripta, ofreció consultoría en lactancia. Los resultados fueron sumamente alentadores, aumentando exponencialmente las tasas de lactancia.
Y, ¿qué pasa con los bebés que, por alguna razón, no se alimentan con leche materna? Lo ideal es que se alimenten con leche humana de banco. Un ejemplo paradigmático es el caso de la Provincia de Neuquén. El Banco de Leche Humana Provincial de Neuquén se inauguró en 2016; y ahora, en 2020, cuenta con más de 1500 madres donantes. Provee leche humana a todos los establecimientos de la provincia, públicos y privados.
Es trascendental generar políticas públicas de protección a la lactancia
La provincia de Neuquén presenta, hoy por hoy, la menor mortalidad infantil del país, con una producción asombrosa del número de complicaciones en bebés prematuros. La donación de leche materna es un proceso altruista, solidario y profundamente ligado al amor y el deseo de bienestar de otros bebés, además del propio.
Tenemos la posibilidad de mejorar y preservar la salud de miles de bebés, niñas y niños. Está en nosotros trabajar para priorizar y proteger el desarrollo nutricional, cognitivo y emocional, a corto y a largo plazo. Los ejemplos son contundentes. Y muestran que es posible.