Medio Ambiente

¿La energía renovable puede mover al mundo?

Según distintos estudios, aún representa una pequeña parte del mix de energía en EEUU y en el mundo. Distintos especialistas analizan las últimas tendencias y hablan sobre los principales problemas para que la energía verde avance.

Autor: RSalud 6 febrero, 2016

No hay duda de que la energía renovable pasa por un buen momento. En Dinamarca, un 43% de la energía producida es renovable y la meta es llegar a un 70% en 2020. Alemania, actualmen­te con un porcentaje del 25% y con un 30% en breve, tendrá de un 40% a un 45% de energía limpia en 2025, del 55% al 60% en 2035 y, sorprendentemente, del 80% en 2050. China, a pesar de los numerosos desafíos, es la principal fuente mundial de in­versiones en energía renovable, además de ser el mayor fabri­cante de paneles solares.

Estados Unidos, con cerca de un 13% de generación de energía renovable, necesita avanzar más, aunque California (donde algu­nas empresas están incorporando la energía solar a la construcción de viviendas) marca el camino a seguir. La Asociación de las In­dustrias de Energía Solar informa que el mercado en EEUU creció en torno a un 41% en 2013, re­presentando un 20% de toda su capacidad de producción ese año.

La energía solar y eólica han ga­nado terreno. Una encuesta mun­dial de Bloomberg predijo que crecerá más del 20% en el plano internacional en 2014 (según lo observado entre 2012 y 2013). El Consejo de Energía Eólica Mun­dial prevé que 2014 será un año muy bueno en el ámbito inter­nacional también para la energía eólica, con aumentos importantes en el transcurso de 2013 y por lo menos 47 gigavatios de capacidad instalada en todo el mundo.

En Dinamarca, un 43% de la energía producida es renovable y la meta es llegar a un 70% en 2020

Espacio para crecer

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Pero todo ese movimiento po­sitivo puede eclipsar el hecho de que la energía renovable aún re­presenta una pequeña parte del mix de energía en EEUU y en el mundo. Los mayores aumen­tos porcentuales comienzan por una pequeña base (a pesar del rápido crecimiento, la energía solar aún representa menos del 1% de la generación en EEUU, y el consenso oficial es que el mundo continuará dependiendo del combustible fósil en el fu­turo próximo). Según el docu­mento “Perspectivas de Energía Mundial 2013“, de la Agencia Internacional de Energía, “la cuota actual de los combusti­bles fósiles en el mix global, del 82%, es la misma desde hace 25 años; el fuerte crecimiento de las energías renovables deberá re­ducir ese porcentaje hasta cerca de un 75% en 2035”.

En EEUU, las cosas deberían continuar como siempre. La Administración de Informacio­nes sobre Energía (EIA, según las siglas en inglés) no prevé la reducción gradual de las emi­siones con el uso más eficiente de la energía y de energías re­novables.

La energía solar y eólica han ga­nado terreno. Una encuesta predijo que crecerá más del 20% en el plano internacional

Según la agencia, “el uso más eficiente de la energía en los sectores de vivienda y transporte y el distanciamiento en relación a los combustibles que usan más intensivamente el carbono, como el carbón, para la generación de electricidad, contribuyen a la estabilización de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) derivados de la producción de energía en EEUU”. Pero las proyecciones de la agencia para la genera­ción de electricidad por medio de combustible para 2040 aún  muestran el predominio aplas­tante del gas natural, la energía nuclear y el carbón. A lo sumo, la energía renovable podría lle­gar al mismo nivel de la energía nuclear, pero continuará muy por debajo de las proyecciones de la agencia para el gas natural y el carbón. Los bajos precios del petróleo actualmente son otro desafío para el aumento de las energías renovables.

Lo que es teóricamente posible

Según Sarbjit Nahal, jefe de inversiones temáticas de la di­visión de estrategia global del Bank of America Merrill Lynch, y Beijia Ma, director del grupo, son necesarios cambios signi­ficativos para el avance de las fuentes de energía renovables. El Panel Intergubernamental de la ONU sobre Cambio Climáti­co (IPCC) señaló en un informe a finales de 2014: “La emisión continua de gases de efecto in­vernadero producirá un calen­tamiento aún mayor y cambios que perdurarán por mucho tiempo en todos los componen­tes del sistema climático aumen­tando la posibilidad de impactos severos, generalizados e irrever­sibles”. Debido a un aumento del 40% en la demanda de ener­gía hasta 2035, señala el infor­me, “estamos en una trayectoria de emisiones de dióxido de car­bono (CO2) consistente con au­mentos de la temperatura global de dos a 4,5º C, lo que hace del cambio climático una realidad irreversible”.

El Panel no está solo en su evaluación. “Está surgiendo una nueva economía de la energía”, dijo Lester Brown, presidente del Instituto de Políticas de la Tierra. “Nuestra civilización necesita abrazar la energía reno­vable a una escala y a un ritmo al que jamás hemos asistido”.

Eso es posible, al menos teó­ricamente. Un estudio realiza­do por el Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL) concluyó que “la generación de electricidad renovable proce­dente de tecnologías comercial­mente disponibles hoy en día, en combinación con un sistema eléctrico más flexible, es más que adecuada para suplir un 80% de toda la generación de electricidad en EEUU en 2050, al mismo tiempo que atiende la demanda horaria de todas las regiones del país”.

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Un programa rápido de ex­pansión permitiría que en el mundo haya aproximadamente cinco millones de megavatios de energía eólica en 2020, dijo Brown. Y añadió: “Combina­do con una expansión solar y geotérmica ambiciosa, junto con nuevos proyectos hídricos en marcha, tendríamos un total de 7,5 millones de megavatios de capacidad de generación renova­ble, lo que nos permitiría evitar la utilización de todo el carbón, petróleo y de la mayor parte del gas natural usados actualmente para generar electricidad”.

Mark Jacobson, profesor de Ingeniería civil y Ambiental de Stanford, y Mark Delucchi, científico investigador del Ins­tituto Davis de Estudios sobre Transporte de la Universidad de California, imaginaron un esce­nario ambicioso para la toma del control de la situación por parte de la energía renovable. “Nues­tro plan requiere la utilización de miles de turbinas de viento, máquinas de agua e instalación de paneles solares”, dijeron am­bos a Scientific American. “Las cifras son muy altas, pero la es­cala no es un obstáculo intras­cendente. La sociedad ya pasó por transformaciones de forma masiva anteriormente”.

En concreto, su plan glo­bal prevé la instalación de 3,8 millones de turbinas de vien­to, 90.000 fábricas solares de gran escala, 490.000 turbinas de marea, 5.350 instalaciones geotérmicas y 900 fábricas hi­droeléctricas. Ellos estiman que el coste de generación de ener­gía con esa red exigiría menos kilovatios por hora que la gene­ración con combustibles fósiles o energía nuclear.

Un programa rápido de ex­pansión permitiría que en el mundo haya aproximadamente cinco millones de megavatios de energía eólica en 2020

Hay otros planes igualmen­te factibles. “Es técnicamente posible llegar a prácticamente un 100% de fuentes de ener­gía renovable en las próximas cuatro décadas”, concluyó el Informe de Energía 2011 del Fondo Mundial para la Natu­raleza (WWF), para quien la energía eólica, solar, la biomasa y la energía hidráulica serán los futuros protagonistas del sector. “La energía procedente del sol, del viento, del calor de la tierra, del agua y del mar podrá aten­der las necesidades de electri­cidad del mundo, permitiendo, inclusive, fluctuaciones en la oferta y en la demanda”.

El informe del WWF estima que un millón de turbinas en tie­rra y 100.000 en el mar podrían satisfacer ¼ de la demanda de energía mundial en 2050.

Dejar el carbón atrás

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Los especialistas creen que para impedir que las tempe­raturas globales suban más de dos grados centígrados en rela­ción a los niveles preindustria­les, que es uno de los objetivos del Acuerdo de Copenhague, las emisiones de todo el mun­do tendrían que llegar a su nivel máximo en 2020 y después en­trar rápidamente en declive has­ta aproximadamente erradicarlo en 2050.

Uno de los obstáculos más ci­tados para la consecución de ese objetivo es la dependencia mun­dial del carbón para la produc­ción de la energía y la genera­ción de empleo. Según Charles Mann, en The Atlantic, el carbón es responsable de un 25% más de emisiones que el petróleo en todo el mundo, sin embargo la limpieza del sector puede no ser tan difícil como parece. Del total mundial de emisiones, un 40% tiene origen en sólo 7.000 fábri­cas de carbón. Ya hay despidos en el sector. La Administración de Informaciones sobre Energía informa que la combinación de gas natural a precios más bajos y patrones de EPA (Referencia de Patrones de Emisiones) más ri­gurosos para las fábricas eléctri­cas está pasando factura. No se abrió una sola fábrica de carbón en EEUU en el primer semes­tre del año. En 2013, el carbón era solo responsable de un 39% de la generación de energía en EEUU, frente a más del 50% en 2004. La EIA informa que en 2016 se deberían cerrar muchas otras fábricas de carbón.

El declive persistente del car­bón ya disminuyó el número de puestos de trabajo en la in­dustria americana, atenuando temores de que un futuro con menos carbón acabará con los empleos del sector. La eficiencia también aumentó. Debido, en parte, a la minería generalizada a cielo abierto, que emplea mucho menos trabajadores que la mi­nería subterránea, el empleo en las yacimientos de carbón cayó de más de 280.000 puestos, en 1978, a menos de 100.000 ac­tualmente, mientras que la pro­ducción de carbón aumentó, en el mismo periodo, hasta cerca de 1.000 millones de toneladas.

Los especialistas creen que para impedir que las tempe­raturas globales suban  las emisiones de todo el mun­do tendrían que llegar a su nivel máximo en 2020

El escenario mundial es com­plejo. Aunque la producción in­ternacional de carbón continúe aumentando de forma signi­ficativa en todo el mundo, y la Agencia Internacional de Ener­gía prevea el crecimiento del 2,1% al año de la demanda hasta 2019, el empleo —con siete mi­llones de puestos de trabajo en todo el mundo— se vio parcial­mente perjudicado. Según Vital Signs, del Instituto Worldwatch, “se recortaron centenares de miles de empleos en el sector de la minería de carbón en China, EEUU, Alemania, Reino Unido y Sudáfrica durante las últimas dos décadas, a veces incluso en momentos de escalada de la producción”.

La energía renovable ya está ayudando a compensar el recor­te de empleos en la industria del carbón. La Fundación Solar in­formó que el sector contaba con 142.698 puestos de trabajo en 2013, un aumento de cerca de un 20% en relación a 2012. La energía eólica mundial podría generar 2,1 millones de puestos de trabajo en 2030, momento en que la energía fotovoltaica solar podría haber creado 6,3 millo­nes de empleos.

La energía renovable emplea a 2,3 millones de personas en todo el mundo directamente o a tra­vés de las industrias subsidiarias. Eso se produce, según el informe “Dollars and Sense”, en parte por el hecho de que la tecnolo­gía del sector es de mano de obra intensiva (más empleos por dólar invertido que en la energía eléc­trica convencional). En general, el Centro para el Avance Ame­ricano (CAP) estima que el re­corte del 40% de las emisiones de gas de efecto invernadero en los niveles registrados en 2005 crea­rá 4,2 millones de empleos en general hasta 2035, con un total de 2,7 millones de empleos netos, si tomamos en cuenta las “con­tracciones estimadas en los sec­tores de combustible fósil”. CAP calcula que el efecto generaliza­do produciría una reducción del 1,5% de la tasa de desempleo.

La energía renovable ya está ayudando a compensar el recor­te de empleos en la industria del carbón

A pesar de la disminución del uso del carbón y de los aumen­tos previstos de empleo de ener­gía limpia, la dependencia de China del carbón continúa sien­do un obstáculo considerable. El carbón produce un 70% de la energía consumida en el país, prácticamente cuatro mil millo­nes de toneladas se quemaron en 2012, una de las principales razones por las cuáles China se convirtió en el mayor emisor de gas de efecto invernadero del mundo. De 2005 a 2011, China (con vastas reservas de carbón natural) añadió el equivalente a dos fábricas de 600 megavatios por semana, y de 2010 a 2013, añadió un total de fábricas de carbón prácticamente igual a la mitad de la generación produci­da en EEUU. (Al mismo tiempo, los chinos están decididos a te­ner energía renovable, y si inclu­yéramos ahí también la energía hidroeléctrica, veríamos que ese porcentaje ya es del 20%, frente a un 13% en EEUU. La deman­da, sin embargo, está creciendo, así como la producción: China planea duplicar su capacidad de generación de energía en 2030).

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