La fiebre amarilla despertó el temor entre los argentinos que van de vacaciones a Brasil este verano. Hay que aclarar que el brote se ha dado en algunas regiones de ese país y la recomendación de vacunarse es para quienes viajen a esos lugares. En tanto, para quienes tengan como destino otras ciudades, la recomendación es que no se vacunen, ni siquiera “por las dudas”.
Sin embargo, cientos de personas colapsaron la sede local de Sanidad de Fronteras, en el barrio porteño de La Boca, donde se aplica la vacuna gratis.
Por eso, el Gobierno de la Ciudad habilitó otros nueve centros de vacunación que comenzarán a funcionar este jueves. Según informó el Ministerio de Salud porteño, se trata de centros primarios de salud y hospitales que se incorporarán a los lugares habilitados hasta el momento.
De esta manera, son 15 los sitios en la ciudad donde las personas que viajen a alguno de los estados de Brasil que realmente necesiten aplicarse la dosis, puedan dársela. Vale recordar que se tiene que aplicar diez días antes de viajar, para que haga efecto.
Con los nuevos centros de salud agregados para vacunarse, estos son todos los lugares donde se puede recibir la vacuna desde este jueves (en todos sin turno, pero con cupos limitados):
¿Quiénes deben aplicarse la vacuna?
Desde el Ministerio de Salud de la Nación comunicaron que quienes están obligados a recibir la vacuna deben cumplir con los siguientes criterios:
-Viaje a municipios pertenecientes a la zona de riesgo como destino final.
-Permanencia por al menos 72 horas en una zona de riesgo como escala de viaje hacia una zona situada fuera de las áreas consideradas de riesgo.
-Desarrollo de actividades de turismo aventura (trekking, tirolesa, etc.) o campamento en municipios dentro de la zona de riesgo.
¿Quiénes deben evitar la vacuna?
-Niños menores de 6 meses.
-Personas con antecedentes de alergia a cualquiera de los componentes de la vacuna: huevo, proteínas de pollo o gelatina.
-Alteraciones del sistema inmune incluyendo la infección por VIH, enfermedad del timo, Miastenia gravis, síndrome de Digeorge, otras inmunodeficiencias.
-Tumores malignos y trasplantes de órganos.
-Enfermedades que requieran tratamientos con inmunosupresores y/o inmunomoduladores.
-Embarazadas.
Datos y cifras
- La fiebre amarilla es una enfermedad vírica aguda, hemorrágica, transmitida por mosquitos infectados. El término «amarilla» alude a la ictericia que presentan algunos pacientes.
- Los síntomas de la fiebre amarilla son: fiebre, cefaleas, ictericia, dolores musculares, náuseas, vómitos y cansancio.
- Una pequeña proporción de pacientes infectados presentan síntomas graves, y aproximadamente la mitad de estos casos fallecen en un plazo de 7 a 10 días.
- El virus es endémico en las zonas tropicales de África y de América Central y Sudamérica.
- Desde el lanzamiento de la Iniciativa contra la Fiebre Amarilla, en 2006, se han hecho importantes avances en la lucha contra la enfermedad en África Occidental, y se han vacunado más de 105 millones de personas en campañas de vacunación en masa. En África Occidental no se han notificado brotes de fiebre amarilla en 2015.
- Las grandes epidemias de fiebre amarilla se producen cuando el virus es introducido por personas infectadas en zonas muy pobladas, con gran densidad de mosquitos y donde la mayoría de la población tiene escasa o nula inmunidad por falta de vacunación. En estas condiciones, los mosquitos infectados transmiten el virus de una persona a otra.
- La fiebre amarilla puede prevenirse con una vacuna muy eficaz, segura y asequible. Una sola dosis es suficiente para conferir inmunidad y protección de por vida, sin necesidad de dosis de recuerdo. La vacuna ofrece una inmunidad efectiva al 99% de las personas vacunadas en un plazo de 30 días.
- Un buen tratamiento de apoyo en el hospital aumenta la tasa de supervivencia. No hay tratamiento antivírico específico para la fiebre amarilla.
Signos y síntomas
El periodo de incubación es de 3 a 6 días. Muchos casos son asintomáticos, pero cuando hay síntomas, los más frecuentes son fiebre, dolores musculares, sobre todo de espalda, cefaleas, pérdida de apetito y náuseas o vómitos. En la mayoría de los casos los síntomas desaparecen en 3 o 4 días.
Sin embargo, un pequeño porcentaje de pacientes entran a las 24 horas de la remisión inicial en una segunda fase, más tóxica. Vuelve la fiebre elevada y se ven afectados varios órganos, generalmente el hígado y los riñones. En esta fase son frecuentes la ictericia (color amarillento de la piel y los ojos, hecho que ha dado nombre a la enfermedad), el color oscuro de la orina y el dolor abdominal con vómitos. Puede haber hemorragias orales, nasales, oculares o gástricas. La mitad de los pacientes que entran en la fase tóxica mueren en un plazo de 7 a 10.
El diagnóstico de la fiebre amarilla es difícil, sobre todo en las fases tempranas. En los casos más graves puede confundirse con el paludismo grave, la leptospirosis, las hepatitis víricas (especialmente las formas fulminantes), otras fiebres hemorrágicas, otras infecciones por flavivirus (por ejemplo, el dengue hemorrágico) y las intoxicaciones.
Fuente: Minuto Uno / OMS