La muerte de seis personas -un adulto y cinco niños- por cuadros invasivos de la bacteria estreptococo pyogenes despertó una especie de pánico en la población, que mantiene abarrotadas las guardias de los hospitales. Tanto las autoridades como los especialistas buscan transmitir calma: lo que está sucediendo no es un brote ni una epidemia. Aunque admiten que llamó la atención que se produjeron un conjunto de casos graves en un breve periodo de tiempo, lo que llevó a las autoridades a pedir a los profesionales de la salud fortalecer la vigilancia y el tratamiento precoz de las infecciones invasivas bacterianas. “Esta bacteria no es alarmante en cuestiones epidemiológicas dado que los pacientes que tuvieron complicaciones o incluso en los casos de defunción se trataba de casos que provenían de situaciones especiales con otros tipos de afecciones previas. Desde el descubrimiento de la penicilina en el año 1940 este tipo de infecciones son controlables con una mortalidad del 20% al 30% en los casos invasivos graves.” Destacó el Dr José Feigelfohn, Médico especialista en Pediatría, actual Coordinador de la Dirección Médica de la empresa Emergencias.
Asimismo, la directoria de Epidemiología de la Secretaría de Salud de la Nación, Patricia Angeleri, señaló “Es importante aclarar que no hay un alerta propiamente dicho, porque no hay una epidemia como tal. Sí emitimos una actualización epidemiológica dirigida a los equipos de salud para estar alertas ante gripes y anginas que se ven todos los días y en todas las guardias”.
Por estas horas se está llevando adelante en el instituto de referencia ANLIS – Malbrán la investigación de la cepa de streptococcus pyogenes que está circulando, para determinar si efectivamente se trata de una cepa más virulenta. En el instituto hay tres equipos de profesionales abocados a esa tarea: el de Bacteriología especial, el de Resistencia antimicrobiana y el equipo de Plataforma de Genoma y bioinformática. Los equipos harán la secuenciación completa del genoma de la bacteria que permitirá identificar si se trata de una cepa más virulenta. A su vez, se realizará un perfil de respuesta o resistencia a los distintos agentes antimicrobianos o antibióticos. Esto es clave para determinar el mejor tratamiento de los casos.
Autoridades y especialistas buscan transmitir calma: no es un brote ni una epidemia
“A través del laboratorio de referencia vamos a saber qué está pasando con la cepa. El año pasado hubo una situación parecida en Neuquén, donde se presentó también un grupo de casos, pero finalmente se determinó que era la misma cepa”, agregó Angeleri. “Más allá de la cepa –añade la especialista-, la bacteria es sensible a la penicilina. Si surgiera alguna característica particular la vamos a notificar a los equipos de salud”.
Los especialistas remarcan que en estos tipos de cuadros invasivos, entra en juego por un lado la característica de la bacteria y por otro las características del paciente. “La forma invasiva está relacionada con factores de virulencia o mayor agresividad que pueda tener la bacteria, o con factores de inmunidad o alteración que pueda tener el paciente. Son las dos cosas”, agregó Cancellara.
El reconocido pediatra y miembro del consejo académico de la Fundación de Estudios para la Salud y Seguridad Social, Jorge Martinez, destaca «La Sociedad Argentina de Pediatría
considera que la infección por Streptococcus pyogenes es una patología muy frecuente en especial en esta época del año, y que con el tratamiento adecuado con antibiótico, la posibilidad que surjan complicaciones, es muy
infrecuente.» Asimismo, estimula a los padres a aplicar un hábito de higiene y lavado de manos como herramienta preventiva principal; ya que «es un procedimiento muy sencillo y de una importancia fundamental para la protección Integral de la Salud».
¿Qué tan frecuente es la aparición de estos casos?
“Cada tanto se da la aparición de estos casos invasivos, que es variable a lo largo de distintos años. A veces ocurre, como está ocurriendo ahora, que hay una acumulación de casos invasivos graves. Lo hemos visto en otros años y se ha estudiado en otros lugares también”, dice Bologna. “Lo que llama la atención es que son varios cuadros con shock séptico y asociados a neumonías con derrame”, agregó.
Es una bacteria que se conoce desde hace por lo menos 200 años
Bologna destaca otra particularidad que se dio este año: “En dos de los casos se vio una asociación con el virus de la gripe, que este año está retrasado, normalmente lo vemos entre mayo y agosto y estamos viendo que está circulando ahora el virus. Una de las complicaciones de la gripe es la sobreinfección, pero habitualmente la vemos asociada con neumonías por neumococo o stafilococo, este año coincidió con estreptococo”.
Los profesionales insisten en la importancia de prestar atención a los síntomas, y ante la duda consultar. “Es cierto que hay mucha gente alarmada. Pero en este momento, que no sabemos si van a seguir apareciendo casos o si va a disminuir, está bien la recomendación de la consulta temprana, porque muchas veces los padres no pueden definir cuál es el caso”, señala la especialista. A qué síntomas atender: fiebre, dolor de garganta, enrojecimiento de la piel o erupción.
¿Qué es el estreptococo?
El estreptococo, cuyo nombre científico es streptococcus pyogenes, es una bacteria que se conoce desde hace por lo menos 200 años. Esta bacteria puede producir infección en la garganta, escarlatina, impétigo y síndrome de shock tóxico o también la fascitis necrotizante (que produce una necrosis en el tejido). La mayoría de las infecciones por estreptococo producen enfermedades leves, aunque en algunos casos puede producir cuadros graves o invasivas, incluso la muerte.
Todavía pasa de encontrarse con alguna abuela que pone cara de horror cuando escucha que su nieto tiene escarlatina. Si bien para las generaciones actuales esa reacción puede resultar exagerada o incomprensible, para explicarla basta remitirse a lo que producía la escarlatina en los tiempos anteriores al descubrimiento de la penicilina. Es que por el 1900 era una infección muy común y grave con altas tasas de mortalidad.
El descubrimiento de Alexander Fleming de la penicilina, en 1928, transformó a la escarlatina en una enfermedad benigna,
“El estreptococo se conoce desde hace más de 200 años, los médicos conocemos muy bien la patología que puede producir”, afirma la doctora Elizabeth Bodanowicz, secretaria del Comité de Infectología Pediátrica de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
Para esta bacteria no hay vacuna, por lo que no es inmunoprevenible. Pero sí es fácilmente tratable: al detectar la bacteria –cuya presencia se confirma a través de un hisopado de fauces- el tratamiento es con el antibiótico penicilina. El paciente deja de contagiar al cumplir 24 horas de tratamiento, que debe completar por el tiempo indicado por el médico. A diferencia de otras enfermedades eruptivas (como la varicela) la escarlatina o farinigitis por estreptococo puede repetirse varias veces a lo largo de la vida. «La población que con mas frecuencia porta esta bacteria, son chicos de entre 3 y 21 años, son el grupo que habitualmente enferma más», añade la pediatra.
Es importante destacar que si el test rápido que se realiza en el hisopado de fauces dio negativo, el paciente debe consultar luego el resultado del cultivo -que suele demorar tres días-. En caso de tener cultivo positivo, deberá seguir el tratamiento que corresponde y que le indique el médico con el antibiótico, intervalo y tiempo suficiente para poder erradicar la infección. Esto es importante, porque muchas veces sucede que la enfermedad se autolimita pero puede dejar secuelas a largo plazo, como la fiebre reumática.
¿Cómo se contagia?
El estreptococo se contagia por contacto directo con secreciones nasales o de la garganta de las personas infectadas. También a través de lesiones de la piel infectadas.
¿Se pueden prevenir las infecciones por estreptococo?
El contagio puede disminuirse mediante un correcto lavado de manos, especialmente después de toser o estornudar. Lo mismo, antes de preparar las comidas y después de comer. Es importante consultar si hay fiebre, dolor de garganta (los niños suelen referir que sienten dolor al tragar) o erupción en la piel.
Fuente: Clarín