Según cifras de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), en 2018 se presentaron 1.044.017 nuevos casos de esta enfermedad en Sudamérica. Del total, se estima que más de 115.000 diagnósticos corresponden a Argentina, con porcentajes similares tanto en hombres como en mujeres.
Al respecto Mario Bruno, médico doctorado en Oncología y miembro del Consejo Académico de la Fundación de Estudios para la Salud y la Seguridad Social (FESS), explica que existen más de 200 variedades de cáncer con entidades de origen, evolución, pronóstico y tratamiento distintos. “Algunos de esos tipos -como el cáncer de mama, de piel, de cuello uterino y de pulmón- van en aumento en Argentina por razones sociales: decrecimiento de la tasa de maternidad, exposición al sol en horarios no recomendados, falta de cuidados en las relaciones sexuales, mayor cantidad de fumadores, entre otros factores”, señala Bruno.
Las células normales se convierten en cancerosas dado a que tienen anomalías y se dividen sin control ni orden. Esto genera que puedan invadir y destruir el tejido a su alrededor, entrar al torrente sanguíneo o al sistema linfático y diseminarse a otros órganos. En nuestro país, los tumores de mayor incidencia en la mujer son el cáncer de mama y de cuello uterino; mientras que en el hombre se diagnostica en mayor cantidad el cáncer de pulmón hasta los 50 años, y pasada esa edad, cáncer de próstata.
“No hay un cáncer curable o no, sino que depende del momento del diagnóstico. Detectado a tiempo, el 95% de cualquier tipo de variedad tumoral podría curarse”, destaca el Dr. Bruno. El significado de una detección a tiempo implica obtener el diagnóstico antes que aparezca cualquier sintomatología a través de chequeos médicos específicos, como la mamografía anual en mujeres mayores de 40 y la revisión de próstata en los hombres mayores de 50.
Si el tumor es detectado de forma tardía, se deben realizar tratamientos específicos para atacar las células cancerosas antes de que se diseminen al resto de los órganos del cuerpo. En referencia a los avances en estas tecnologías, el miembro de la Fundación FESS resalta que estamos viviendo “un momento revolucionario” en cuanto a los medicamentos: “En el tratamiento de muchos tipos de tumores ya se comenzó a utilizar medicación de origen biológico, que actúan a través del mecanismo de anticuerpos o frenando la formación de vasos sanguíneos”.
Este año la Organización Panamericana de la Salud (OPS) enfocará el Día Mundial del Cáncer en el tema de cáncer cervicouterino, sumándose a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que ha priorizado la eliminación de esta patología como problema de salud pública. El cáncer de cuello de útero afecta a más de 72.000 mujeres en la región de las Américas, de las cuales fallecen más de 34.000 al año.
Este tipo de cáncer es provocado, casi en su totalidad, por algunas cepas del Virus del Papiloma Humano (HPV), pero haber contraído esta afección no significa tener cáncer. Según el Dr. Bruno, “el HPV es un virus y hay más de 200 familias de ese virus de las cuales sólo aproximadamente 10 son cancerígenas. Estas variantes se clasifican con números, por las cepas o familias, y si uno se infecta con esa variedad de virus del Papiloma Humano es probable que desarrolle cáncer”.
El Test de Papanicolau es el estudio indicado para detectar posibles lesiones de manera temprana y permite que sean tratadas mucho tiempo antes de que puedan convertirse en cáncer. El PAP es sencillo y se puede hacer de forma gratuita en cualquier centro de salud del país. Con prevención, chequeos periódicos y diagnósticos tempranos, las muertes por cáncer de cuello de útero -y muchos otros- pueden quedar en la historia.