Por el Dr. Fernando Lamas, médico pediatra Red Niños sanos, niños felices. MNª 82404
La visión es un sentido totalizador y una de las fuentes de información más importantes que en la infancia influye en mayor medida sobre distintas áreas de la maduración.
El ojo varía sus parámetros de normalidad de acuerdo a su edad. Por ejemplo, crece rápidamente durante el primer año de vida y luego lentamente hasta la pubertad.
Los primeros años representan el período crítico de desarrollo de la vista porque las áreas visuales del cerebro se encuentran desarrollándose rápidamente estimuladas por la impresión de imágenes claras sobre la retina. Asimismo, los primeros meses de vida son de fundamental importancia para obtener una buena visión porque al nacer la retina y la vía óptica no están completamente maduras. Por ejemplo, los bebés deben desarrollar la binocularidad, que es lo que hace que ambos ojos puedan coordinarse, y de esta manera tener una imagen única y percepción 3D. De aquí la importancia de los controles oftalmológicos realizados por el pediatra de cabecera o el oftalmólogo infantil.
A veces es difícil decidir el momento adecuado para llevar a un niño al oftalmólogo y realizar un primer control, dicha decisión queda en manos de los padres y del pediatra. Nunca es demasiado pronto para realizar la primera revisión y, a medida que pase el tiempo, los controles serán cada vez más completos ya que el niño podrá colaborar de forma activa en el chequeo.
El examen de visión es fundamental en los siguientes casos:
- Si el niño desvía los ojos.
- Si tiene problemas en la visión lejana (por ejemplo si se acerca mucho a la televisión o al pizarrón en la escuela)
- Si tiene problemas en la visión próxima (por ejemplo si se acerca al papel al leer o escribir)
- Si tiene dolores de cabeza tras esfuerzo visual, ojos rojos, legañas, lagrimeo.
- Movimientos erráticos de los ojos.
- Si hay antecedentes familiares (ya sea miopía, hipermetropía, astigmatismo u otras enfermedades oculares)
En el momento del nacimiento los bebés presentan errores de refracción, hipermetropía y astigmatismo, que irán neutralizándose y alcanzarán en líneas generales la normalidad alrededor de los 7 años, a través de la emetropización que es el proceso de desarrollo en el cual los componentes refractivos del ojo se van ajustando para alcanzar la normalidad. Eso es lo que se verifica a lo largo de los diferentes controles pediátricos.
Por medio del examen de fondo de ojo, además de verificar el estado de los vasos de la retina, se permite detectar malformaciones congénitas del nervio óptico o de la retina, cicatrices secundarias, infecciones intrauterinas que, muchas veces, permiten detectar otras anormalidades sistémicas inadvertidas.
En el caso de los bebés que nacen prematuros, el control de la visión es muy importante. La vascularización de la retina (desarrollo de los vasos sanguíneos y linfáticos) se completa al noveno mes de embarazo, por eso es necesario realizar un fondo de ojos para constatar que el proceso de vascularización se desarrolle en forma correcta.
En cada etapa del crecimiento los controles son distintos y fundamentales:
- Recién nacido – 3 meses: Estudio de reflejo rojo, examen de la pupila e inspección externa del ojo.
- A los 6 meses – 1 año: estudio de reflejo rojo, reflejo corneal, prueba de oclusión, fijación y seguimiento e inspección externa del ojo.
- A los 3 años: Agudeza visual, reflejo rojo, reflejo corneal, estereopsis e inspección externa del ojo.
- A los 5 años: Agudeza visual, reflejo rojo, reflejo corneal, estereopsis e inspección externa del ojo.
- Cada 1 a 2 años luego de los 5 años: un examen oftalmológico completo. Agudeza visual monocular.
La salud ocular de los niños está en manos de los adultos (padres y pediatra). De ellos dependerá que los problemas oculares del pequeño sean diagnosticados de forma precoz para, a su vez, otorgar el tratamiento adecuado en los casos que lo requieran. De esta forma, se evitan grandes problemas de visión en la adolescencia y la adultez.