Por Dr. Claudio Dufour, Director Médico de BioCells Argentina -MN 70466 y MP 440744
En el marco del Día Mundial del Donante de Sangre, que se celebra el 14 de junio en conmemoración al nacimiento del biólogo y patólogo austríaco Karl Landsteiner que descubrió y tipificó los grupos sanguíneos ABO, organizaciones del mundo entero están llevando a cabo campañas de concientización bajo el lema “Donar sangre es un acto de solidaridad. Sumate al esfuerzo y salvá vidas”, para colaborar con la toma de conciencia respecto de la importancia de donar sangre para salvar vidas.
La importancia de generar campañas de concientización sobre el tema radica en que se estima que 9 de cada 10 personas necesitarán sangre en algún momento de sus vidas, para ellas mismas o para su entorno; y lo que se busca es que esta necesidad esté siempre cubierta y que cualquier persona que lo requiera, en cualquier parte del mundo, no se encuentre con lo que se conoce como “barreras de acceso”, que no son más que dificultades a la hora de acceder al tratamiento que requiere. El objetivo es garantizar disponibilidad de sangre segura para evitar que el paciente y su entorno tenga que salir a buscar donantes en el momento.
Para evitar que esto suceda, el Estado debe generar políticas públicas que resguarden el derecho a la salud de las personas, al mismo tiempo que propicien e incentiven el acto solidario. De acuerdo al Ministerio de Salud de la Nación: si entre el 3 y 5% de los ciudadanos de nuestro país donara dos veces al año se cubriría el 100% de las necesidades del país.
9 de cada 10 personas necesitarán sangre en algún momento de sus vidas
La donación de sangre es un acto de solidaridad y amor, altruista y voluntario que nos recuerda lo valiosos que somos los seres humanos y el enorme poder que tenemos cuando se trata de ayudar al prójimo. Lógicamente, y como todo acto de amor, donar sangre supone una entrega que puede requerir de un esfuerzo; pero vale la pena cuando tomamos verdadera conciencia del rol que tenemos los individuos (seres sociales) integrantes de una sociedad y de que con la donación de sangre nos estamos convirtiendo en “verdaderos agentes de cambio”.
Al donar sangre, estamos donando glóbulos rojos, plaquetas, plasma y derivados, todos ellos elementos sustanciales para la vida y que podrán ser utilizados para el tratamiento de afecciones varias como anemias crónicas y agudas, enfermedades del riñón; también para cirugías, trasplantes y para pacientes que requieren de tratamientos como la quimioterapia (en cuyo caso se utilizarán las células madre hematopoyéticas), por mencionar sólo algunas.
Pueden donar sangre voluntariamente los mayores de 16 años (con autorización de padre/tutor hasta los 18) que gocen de buena salud sin antecedentes de enfermedades cardíacas, hepáticas y/o infectocontagiosas y que pesen más de 50 kg. También, podrá donar células madre hematopoyéticas toda persona sana que cumpla con los requisitos antes mencionados; para inscribirse como donantes vía INCUCAI es necesario donar sangre en algunos de los centros de donación habilitados en los servicios de hematología de los hospitales y en los bancos de sangre de todo el país o en colectas externas que cada mes se organizan para fomentar la donación de sangre y el registro de donantes de este tipo de células.
La gente que dona sangre voluntariamente sabe que la misma será utilizada para tratamientos y procedimientos quirúrgicos urgentes de todo tipo, como así también que será útil para la atención materna y neonatal. También, que la trasfusión de sangre permite aumentar significativamente la esperanza y calidad de vida de los pacientes con diversas patologías y afecciones. Pero… ¿qué los motiva a donar sangre? Habrá tantas respuestas como personas solidarias, pero posiblemente todas coincidieran en que la donación es un acto de amor desinteresado.