Dentro de todos los cambios de hábitos que hemos tenido que adquirir durante la pandemia por COVID-19, uno de los sucesos más notorios para los niños y niñas fue el aumento en el uso de las pantallas. De un día para otro, los dispositivos móviles fueron la herramienta clave para que muchos de ellos puedan continuar teniendo clases, realizando tareas o incluso compartir un momento de ocio y juegos entre amigos.
Según un estudio realizado por Google, un 85% de padres amplió el tiempo permitido de los niños y niñas para estar en la web. Si bien esto pudo generar complicaciones en los límites de uso que se habían podido establecer en momentos pre-pandemia, afectando los espacios de comunicación e intercambio con la familia o, en materia física, la postura corporal y el agotamiento de manos y dedos al momento de su consumo; no hay que olvidar que las pantallas pueden afectar de forma directa a nuestro cerebro y salud mental.
“Si en el niño o niña aparecen cuadros de cefalea (dolor de cabeza), trastornos de sueño por reducción del tiempo de descanso o bien trastornos del comportamiento en los que se incluyen mayor irritabilidad y ansiedad, esto puede ser una sintomatología del uso de las pantallas, lo cual también podría llegar a provocar alteraciones en el desarrollo de relaciones interpersonales por aislamiento”, explica el Dr. Lucas Maenza, Neurólogo infantil de INECO.
Pasar más tiempo en internet conlleva a hábitos de alimentación poco saludables
Según afirman los profesionales en la materia, este escenario puede presentarse a partir de una sobreestimulación, ya sea del uso de la televisión, la computadora, el celular o la tablet. Si bien cada pantalla emite un tipo de estímulo diferente -siendo más perjudicial jugar algún videojuego que ver una película o realizar una actividad escolar- la clave para evitar riesgos es la moderación.
Al resultar inevitable el uso de pantallas en niños y niñas, más aún con la promoción de las mismas en modalidades de escuela virtual, el Dr. Maenza señala que “Es fundamental identificar el fin con el cuál se la utiliza, ya que varios están destinados a promover el desarrollo cognitivo. El agravante se encuentra en el sobreuso y en el objeto de utilización”.
A mediano o largo plazo, el exceso de contacto con estos dispositivos puede desarrollar ciertos trastornos dependiendo de la predisposición de cada infante. Es posible identificar eventos de migraña, trastornos de sueño e hiperactividad, déficit de atención y/o alteraciones en el desarrollo social. Al mismo tiempo, un estudio realizado por UNICEF identifica que pasar más tiempo en internet conlleva a hábitos de alimentación poco saludables.
Puede aparecer migraña, trastornos de sueño e hiperactividad y déficit de atención
Por ende, para evitar la presentación de secuelas o trastornos ante una metodología de escuela y vinculación que parecería permanecer vigente, el especialista en neurología infantil destaca el establecimiento de intervalos de descanso obligatorios y, de manera más general, la promoción de cualquier otra actividad que no requiera el uso de una pantalla y fomente las relaciones interpersonales en la presencialidad como una actividad recreativa deportiva o musical.