Nota de tapa

El regreso de los brujos

En todo el mundo crecen los grupos que niegan los beneficios de la medicina moderna. Aseguran que no hay que vacunarse, que el Sida no existe y que tanto la carne como la leche son comidas tóxicas. Algunos los califican como naturistas, otros simplemente creen que son retrógados

Autor: RSalud 24 abril, 2019

 

Hace pocas semanas se llevó a cabo una reunión de “Terraplanistas” un grupo de “investigadores” que descreen de la esfericidad de la tierra. Más allá de las sorpresas de muchos y las críticas de las asociaciones astronómicas, el tema no pasó a mayores. Una idea extravagante que llamó más a la curiosidad que a la preocupación. Sin embargo, son varios los grupos que sostienen con vehemencia posturas extremas que niegan los beneficios de las vacunas o le asignan consecuencias nefastas al consumo de carnes o lácteos e incluso ponen en duda la existencia del VIH. Cada cual puede pensar cómo le parezca pero cuando se trata de la salud, estas creencias realmente tienen efectos perniciosos.

Hay que vacunarse

Recientemente Facebook tomó una decisión: no permitir la divulgación en la red de informaciones falsas o erróneas sobre la vacunación. Fue una respuesta a una solicitud de la Organización Mundial de la Salud –OMS- que planteó su preocupación por la profusión de grupos que desalientan el uso de vacunas.

A esta campaña se sumó Instagram, aunque aún no se sabe a ciencia cierta cuán  eficaz resultará la medida. Entre las acciones, se refiere bajar la clasificación de los grupos que comparten datos falsos para que no se publiquen en el Feed, al tiempo que no recomendarán que sus predicciones se suban de manera automática a los motores de búsquedas. En ese sentido también evitarán orientaciones que llevan a conclusiones erróneas, cómo, por caso, “controversia sobre la aplicación de vacunas”. Ya que, dicen, no hay controversias, hay “fake news”.

Facebook no permite la divulgación de informaciones falsas o erróneas sobre la vacunación

Pero desde hace tiempo hay una movida, impulsada generalmente por grupos naturistas que sostienen la necesidad de evitar carnes, lácteos, que los partos sean naturales y que sus hijos no se vacunen. Para algunos son progresistas, otros creen que en realidad son retrógrados y, del algún modo, peligrosos.

Es interesante escuchar la posición de estos grupos. En una nota publicada por La Nación, una madre naturista explica cómo le cambió su percepción de la vida la llegada de su hijo. Cuando a los 7 u 8 meses quisieron darle de probar carne, el pequeño se negó. «No quería comer y nos tuvimos que poner a averiguar qué hacer», dice esta mamá, ocho años después. Así se acercó a la antroposofía, una medicina no tradicional que se define como «preventiva» y que aborda la salud y la enfermedad como eventos biográficos relacionados con el cuerpo, el alma y el espíritu de la persona.

«Nosotros estamos seguros y tranquilos con esta decisión. Las vacunas no son lo que se piensa, te están metiendo un químico que no es bueno».»Ahí me desperté». Se refiere a algo más que cambios en la alimentación de toda la familia, que incorporó una dieta fuerte en cereales, nueces y frutas. Esta mamá naturista comenta que hasta los nueve meses de su hijo fue una “madre tradicional”; a partir de ahí traza un antes y un después. «Luego empecé a abrir la conciencia. Entonces no lo vacuné más». Aclara que para ir a la escuela que eligieron, una Waldorf, institución que para su matrícula no requiere todas las vacunas.

«Una vez por año tiene fiebre. No me da miedo y se la banca sin darle nada. Si veo que está muy arriba, cerca de 40 grados, hay una medicina, la Apis belladona», asegura. Prefiere bajarle la fiebre con agua y limón, con paños fríos o con baños. «Está bueno que atraviese las fiebres, porque así está haciéndose más fuerte, aumentando sus defensas».

Para la mamá naturista: «hay enfermedades que está buenísimo tener. La rubéola o el sarampión, todas las eruptivas, está bien que las tengan porque cuando el niño pasa por ellas quema un montón de cosas que ya no necesita». Y agrega: «Todo esto lo podés leer en el libro de Steiner». Rudolf Steiner es un filósofo austríaco, fundador de la antroposofía y la educación Waldorf.

En un sentido parecido se encolumna Federico Sanchez, presidente de la Asociación de Afectados por las Vacunas de España. Federico Sánchez y su mujer tienen una niña de siete meses. No la han vacunado. Detrás de esta decisión hay una historia, completamente ajena para la niña. “En diciembre de 2013 nació nuestro primer hijo y nos sentimos pletóricos cuando nos dijeron que era completamente sano. Decidimos vacunarle tal y como se indica en el calendario médico —apunta este padre—. A los siete meses percibimos que tenía falta de tono muscular, pero no le quisimos dar excesiva importancia, siguiendo las recomendaciones de los médicos. Al poco tiempo de ponerle las segundas vacunas, el niño comenzó a tener espasmos”, relataron los padres.

Los grupos naturistas evitan carnes, lácteos y que sus hijos se vacunen

Le hicieron pruebas e investigaron qué le estaba ocurriendo. “Fuimos atando cabos de esos pequeños síntomas que sufría y que los médicos no daban importancia y sospechamos que la causa estaba en las vacunas. Nos había tocado «la china». A través de nuestro abogado nos confirmaron que la ficha técnica de la última vacuna que pusieron a mi hijo tenía un 200% más de hidróxido de aluminio de lo declarado. El pequeño murió en octubre de 2013. Tenía dos años y diez meses”.

Federico confiesa que a su segunda hija no la ha vacunado. “Tengo mucho miedo a pasar otra vez por lo mismo que pasé con mi primer hijo. Sé que está expuesta a coger más enfermedades, pero prefiero curar a prevenir, a menos que tuviera la certeza de que con la vacuna no sufriría ningún daño”, dijo.

La nota de la discordia

La polémica sobre el uso de vacunas surgió a principios de 1998. La prestigiosa revista científica The Lancet, publicó un artículo del médico inglés Andrew Wakefield. Si bien se aclaraba que era una investigación preliminar, su repercusión fue enorme: Wakefield aventuraba que en un grupo de chicos de alrededor de 12 años, la aplicación de vacunas les había provocado comportamientos autistas e inflamaciones intestinales graves.

Existía según esta investigación un elemento en común, todos los niños tenías restos del virus del sarampión. A partir de ese y otros datos, concluyeron sobre la posibilidad de que existiera un «vínculo causal» de estas alteraciones originados por la aplicación de la vacuna MMR, por las siglas en inglés de las enfermedades sarampión, paperas y rubeola, que 11 de los 12 chicos del programa de estudio se habían aplicado.

Aunque el mismo Wakefield advertía que se trataba solo de una hipótesis, el anuncio causó alarma mundial. Muchos padres comenzaron a preguntarse si en verdad la vacuna podría causar problemas gastrointestinales. Problemas que derivaban en una inflamación en el cerebro y tal vez podrían causar autismo. Tras cartón, los índices de vacunación del MMR empezaron a caer sensiblemente en Inglaterra y en muchos otros países.

Italia y Alemania podrían aplicar multas a los padres que no vacunen a sus hijos

La historia siguió con la cancelación de la licencia  al doctor Wakefield para el ejercicio de la Medicina. Y el estudio se retiró de la revista The Lancet. Asimismo, hubo otro elemento que complicó más a este profesional cuando se descubrió que antes de la publicación de su artículo en The Lancet, había solicitado una patente para una vacuna contra el sarampión que competiría con la MMR, algo que se interpretó como un conflicto de intereses.

En 2010 el Consejo General de Medicina de Reino Unido falló que Wakefield «no era apto para el ejercicio de la profesión», calificando su comportamiento como «irresponsable», «antiético» y «engañoso». Por su parte, la revista The Lancet se retractó del estudio publicado una década antes, diciendo que sus conclusiones eran «totalmente falsas». Por su parte la ONG americana Autism Speaks, dedicada al estudio y el debate sobre el autismo, se pronunció abiertamente a favor de aplicar vacunas.

Crece la polémica

Dos periodistas estadounidenses, John Donvan y Caren Zucker, abordaron hace un par de años el análisis del Autismo en “una clave diferente”. Recuerdan que durante los años siguientes al estudio de Wakefield, la polémica explotó también en Estados Unidos. Allí el autismo no se vinculó con la MMR, sino con el timerosal, un componente antibacterial que está presente en algunas vacunas. El trabajo de los periodistas es interesante ya que explican en uno de los capítulos de su libro (“In a different key. The story of autism”) el modo en que se creó el mito de que esa enfermedad está vinculada a la aplicación de vacunas.

“Fueron necesarios muchos años para que ambas teorías fueran desmontadas y para que el vínculo entre el autismo y las vacunas fuera descartado por la comunidad científica. En 2004, el Instituto de la Medicina de EE.UU. concluyó que no había pruebas de que el autismo estuviera relacionado con el timerosal. «Menos en Dinamarca, el timerosal había sido retirado de la composición de las vacunas en 1992, y sin embargo la prevalencia del autismo era más alta que nunca», escriben Donvan y Zucker en su libro.

Esa conclusión fue reforzada por un estudio en California: allí retiraron el timerosal de la composición de las vacunas a principios de la década del 2000, y entre entonces y 2007 la prevalencia de autismo aumentó.

En muchos países del mundo todavía existe un gran debate social en torno a la vacunación. En Europa las autoridades sanitarias están en alerta desde el año 2018 cuando se registró un brote histórico de sarampión en toda Europa y en áreas vecinas porque la distribución de la vacuna había sido «desigual», según informó por entonces la OMS.

El virus cobró la vida de 72 niños y adultos en aquél año, y el total de 82.596 casos fue tres veces mayor que en 2017 con un aumento de 15 veces desde el mínimo histórico de 2016. Más del 90% de los casos de sarampión se concentró en una docena de países. El mayor brote se registró en Ucrania, según datos de la OMS. «El panorama de 2018 deja claro que el ritmo actual del progreso en el aumento de las tasas de inmunización no será suficiente para detener el brote del sarampión», advirtió Zsuzsanna Jakab, directora regional para Europa de la OMS.

Algunos países -como Italia y Alemania- han decidido tomar seriamente este tema y analizan la posibilidad de aplicar multas a los padres que no vacunen a sus hijos. Tanto en la Argentina como en Brasil se arman grupos en las redes sociales para estimular la no vacunación. Hay quienes afirman que existe una especie de conspiración de la industria farmacéutica mundial para exponenciar sus ganancias, por lo que inyectar sustancias químicas podría causas estragos en los niños.

Argentina: interviene la Justicia

En nuestro país se estima que alrededor de un 5% de la población infantil no recibe vacunas por decisión de sus padres. Tanto en Mendoza como en San Luis se analizan normativas para sancionar a los padres, desde multas pecuniarias hasta la obligación de realizar tareas comunitarias. A pesar que desde 1983 las vacunas son gratuitas y obligatorias en todo el territorio, algunos progenitores incumplen la ley.

En Buenos Aires, a mediados de enero de este año una pareja recibió la intimación del Poder Judicial para vacunar a su hijo. Con un fallo de la Cámara Civil, la Justicia ordenó a los padres para que «en el plazo de tres días acrediten el cumplimiento de la aplicación de las vacunas a su hijo, bajo apercibimiento de disponer su vacunación compulsiva en caso de omisión».

El proceso fue iniciado por el sanatorio donde nació el bebé, cuyo nombre fue resguardado, cuando la madre y el padre se negaron a darle sus vacunas correspondientes. «El día 28 de diciembre de 2018 a las 13 horas se comunicó telefónicamente personal del sanatorio A. con la Defensoría Pública de Menores e Incapaces», dice el fallo.

De acuerdo con lo expuesto por los abogados de la defensa de la familia ante su negación de darle la vacuna neonatal contra la hepatitis B y BCG (tuberculosis) a su hijo es que nunca se hicieron estudios médicos para confirmar la compatibilidad de la vacuna y por eso creen que si se aplica pueda llegar a tener «un alto riesgo para su salud que alcanza el peligro de muerte súbita».

Una pareja recibió la intimación del Poder Judicial para vacunar a su hijo

Pero los progenitores cuestionaron la decisión de la Justicia y decidieron pedir su nulidad porque «alegaron que se violó el debido proceso legal dado que no se les dio oportunidad de acreditar con fundamentación médica su negativa».

Entre los argumentos de los padres para pedir la revisión es que aseguraban que su médica pediatra asumía el seguimiento necesario del niño para «garantizar su desarrollo sano físico y mental». No obstante, la magistrada de primera instancia desestimó el recurso de reposición y concedió la apelación subsidiaria que derivó en la intervención de la justicia.

La decisión fue tomada en base a que la vacunación obligatoria cumple con garantías constitucionales que “resguardan la salud del niño involucrado, entendida en su máxima expresión conforme los instrumentos internacionales ratificados por el país” y “protege la eficacia del propio sistema y con ello los intereses de la comunidad en su conjunto”.

Costa Rica: Sarampión importado

Hace más de 5 años Costa Rica había logrado erradicar el sarampión. Sin embargo, hace un mes una familia francesa que llegó al país de visita introdujo nuevamente el virus.

La mujer francesa y su hijo no estaban vacunados y en la escuela de donde provenían se había producido un brote. Como consecuencia, las autoridades sanitarias de Costa Rica los aislaron para evitar más contagios.

Según fuentes oficiales, luego de este caso se vacunaron a más de 20 personas que tuvieron contacto con la familia durante su estadía en el hotel de San José, y también a pasajeros del vuelo de Air France en el que viajaron.

El último caso de sarampión diagnosticado en Costa Rica fue en 2014. La Región de las Américas (que incluye América del Norte, Central y del Sur en su totalidad) erradicó el sarampión endémico entre 2012 y 2016, convirtiéndose así en la primera y única región del mundo en lograrlo hasta ahora. En gran parte, este progreso fue posible gracias a la implementación de programas de vacunación obligatorios.

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